lunes, 21 de junio de 2010

La previa de Argentina vs. Nigeria


Silencio.

La casa está en silencio. Salvo por el goteo de la canilla de la cocina, la pava calentándose sobre el fuego y el zumbido del motor de la heladera.

Afuera, un colectivo rojo se detiene a la altura del McDonald's. Luego, uno azul. Más tarde, uno blanco. Pocos autos circulan por la avenida Rivadavia. Algunos, tocan bocina. Otros, aceleran.

Adentro, tomo un jugo de naranja mientras prendo la radio, con la vana esperanza de escuchar la grave voz de Aliverti. Cambio de frecuencia un par de veces y no hay caso: todo es fútbol esta mañana de junio en Argentina.

La canción del mundial que se juega por estos días en Sudáfrica dice algo de “waca waca”, en la voz de la cantante Shakira. No sé qué significa pero suena horrible. Le pregunto al gurú de la modernidad: Mr. Google. El buscador me conduce a Notillano.com, un sitio de noticias desde donde sale, de golpe, la voz de un locutor que inunda mis parlantes.

lunes, 7 de junio de 2010

La duda


Hemeroteca de la Biblioteca del Congreso. Sábado, 18:05.

Suena la 2x4 a todo volumen. Suena toda la tarde.

El empleado que atiende (¿atiende?) tiene cara de pocos amigos. A nadie parece molestarle que la voz del locutor de radio colme el otrora silencioso lugar con sus graves de barítono.

Miro a mi alrededor. Un pibe ocupa toda una mesa dibujando un rostro de mujer sobre una cartulina. Tres estudiantes secundarios observan boquiabiertos a un cuarto que lee detenidamente una edición de La Nación y toma notas en su cuaderno. Una empleada del lugar hojea los diarios del día y aclara, a los gritos, que va a tardar poco porque ya leyó todos los títulos en Internet. Nadie le contesta. Un tipo de unos sesenta largos que parece recién salido de Los siete locos se arquea absorto sobre un ejemplar de La Opinión.

Parece que soy la única molesta de que Pascual Contursi se mezcle en la ya de por sí imposible lectura de Ámbito Financiero de los ‘90.

Resoplo.

martes, 1 de junio de 2010

Te vi

No buscaba a nadie
y te vi
expectante, sonriente, innegable,
con la ilusión y las ganas
de todo aquel que arranca el viaje.

Y te volví a ver
como a las piedras en el camino,
al girar la esquina
al cambiar de barrio
al brindar por un nuevo aniversario.

Juro que no busco a nadie
y te encuentro
tantas –tantas- veces,
con tu mirada tibia
y ese brillo encandilador de nómada errante.

A veces me ausento
hasta creerme muy lejos,
pero sabés aparecer
-siempre-
y sabés sonreir
-como nadie- 

Y yo quiero volver.

¿Vos ya sabés comprender?

Que no es sólo un rato nomás
que son muchos ratos de a ratos
que el tiempo pasa y se nos pasa y adonde pasa
con él se pierden
mis ojos color verde malva.

Malgastando lágrimas de desamor.

¿Vos ya sabés comprender?

Que no quiero tu lugar ni tu tiempo de ocasión
Que tu charla y tus ideas me fascinan 
pero tu apuro y tu cansancio me marean
Que tu escucha es pura melancolía
y tu abrazo, una brisa helada.

¿Vos ya sabés comprender?

Que yo quiero aprender a perder.