lunes, 5 de julio de 2010

Catorce años después


Él es Iorio.

Bueno, la verdad es que así le dicen. Y creo que le queda bien.

Heavy. 

Tiene una banda de heavy metal. Sí, heavy metal. Esa música que nos reenvía directo a la adolescencia y que creímos no existía más, parece que existe y que él enseña el género. 

Eléctrico.

Así se auto-define. Y si lo vieran, entenderían por qué. Corre, va y viene, con su cuerpo largo y flaco tan flaco y sus pelos erizados y largos tan largos, que parece un personaje salido de uno de esos dibujitos animados que acaba de meter sus dedos en el enchufe y en un plano horizontal recibe una descarga que lo deja así.
  
Lo conozco.

Desde hace mucho. Cuando éramos chicos ya tocaba la guitarra. Y cada vez que lo mirabas, en el recreo del colegio, en la esquina del barrio, en un colectivo o tirados en el parque, su mano derecha agitaba una púa imaginaria a la altura de su cadera, mientras sus labios murmuraban algo inaudible que uno suponía era la letra de una canción.