Él es Iorio.
Bueno, la verdad es que así le dicen. Y creo que le queda bien.
Bueno, la verdad es que así le dicen. Y creo que le queda bien.
Heavy.
Tiene una banda de heavy metal. Sí, heavy metal. Esa música que nos reenvía directo a la adolescencia y que creímos no existía más, parece que existe y que él enseña el género.
Eléctrico.
Así se auto-define. Y si lo vieran, entenderían por qué. Corre, va y viene, con su cuerpo largo y flaco tan flaco y sus pelos erizados y largos tan largos, que parece un personaje salido de uno de esos dibujitos animados que acaba de meter sus dedos en el enchufe y en un plano horizontal recibe una descarga que lo deja así.
Lo conozco.
Desde hace mucho. Cuando éramos chicos ya tocaba la guitarra. Y cada vez que lo mirabas, en el recreo del colegio, en la esquina del barrio, en un colectivo o tirados en el parque, su mano derecha agitaba una púa imaginaria a la altura de su cadera, mientras sus labios murmuraban algo inaudible que uno suponía era la letra de una canción.
Tiene una banda de heavy metal. Sí, heavy metal. Esa música que nos reenvía directo a la adolescencia y que creímos no existía más, parece que existe y que él enseña el género.
Eléctrico.
Así se auto-define. Y si lo vieran, entenderían por qué. Corre, va y viene, con su cuerpo largo y flaco tan flaco y sus pelos erizados y largos tan largos, que parece un personaje salido de uno de esos dibujitos animados que acaba de meter sus dedos en el enchufe y en un plano horizontal recibe una descarga que lo deja así.
Lo conozco.
Desde hace mucho. Cuando éramos chicos ya tocaba la guitarra. Y cada vez que lo mirabas, en el recreo del colegio, en la esquina del barrio, en un colectivo o tirados en el parque, su mano derecha agitaba una púa imaginaria a la altura de su cadera, mientras sus labios murmuraban algo inaudible que uno suponía era la letra de una canción.