Las estrellas,
sin trapecio,
sin red,
sin una póliza de seguro entre los senos,
y la luna
-97 kilos en la balanza de una botica de Saturno-
que ha dejado caer
su vestido de lentejuelas
-único recuerdo de su vida de "music hall"-
sobre la pista,
donde el mar,
entre tumbos de excéntrico,
enrolla y desenrolla su tapiz.
El programa de siempre:
Pantomima de amor.
Extracto de Circo, de Oliverio Girondo