Ríe socarrón. Mira desde lejos, cual observador en su butaca itinerante por el mundo. Oye, registra, aprende. Logra conclusiones totalizadoras. Infla su pecho y exhala.
Y las vueltas.
No hay vueltas. Vas o venís. Te quedas o partís. Ganás o perdés. Hablás o callás. Arriesgás o te achicás. Ahora o probablemente nunca.
Las vueltas...
Las vueltas van por dentro. Y giran. Y yiran. Y van. Y vuelven. Y si no era… y si sí… y si hubiera… y si habría… y si estaba… y si…
La vida es más simple. Todo debería ser más simple.
Lo dice, lo oyen, asienten. Sonríe, orgulloso. Lo sabe. Posee la sabiduría y la sapiencia de quien ha vivido mucho. De quien ha caminado arduo, en busca de quien sabe qué. Si tan sólo lo supiera… si tan sólo supiera el por qué de tanto caminar… si… tan solo.
Si cruzar fuera tan sólo dar el paso, si el paso no estuviera barrado, si la barrera no viviera en él, si él no fuera él, acaso, sería todo más fácil.
1 comentario:
Pst! sin vueltas? essssste porque no nos vio a nosotras arreglar una salida! un poroto al lado nuestro!
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