― Quedate quietita. Ahora te voy a poner una especie de lente de contacto en el ojo. Vos sólo tenés que mirar hacia la luz roja.
“Retina débil”, había sido el diagnóstico del oculista unos días antes. Pero su secretaria anotó “desgarro” en la orden que me dio para autorizar en la obra social, tras el breve examen del médico:
― Pero… yo no tengo ninguna molestia.
― Tenés una debilidad importante y la retina puede llegar a desprenderse.
― Pero… ¿cómo se hizo eso?
― Es común en los miopes. Pedite un turno para el miércoles y lo tratamos con láser.
― Pero…
― Es una intervención de rutina.
― Pero… ¿saldré viendo bien?
― Por varias horas es posible que no puedas enfocar bien.
― Pero… ¿tengo que venir acompañada?
― No es necesario. Te queda el otro ojo.
“Retina débil”, había sido el diagnóstico del oculista unos días antes. Pero su secretaria anotó “desgarro” en la orden que me dio para autorizar en la obra social, tras el breve examen del médico:
― Pero… yo no tengo ninguna molestia.
― Tenés una debilidad importante y la retina puede llegar a desprenderse.
― Pero… ¿cómo se hizo eso?
― Es común en los miopes. Pedite un turno para el miércoles y lo tratamos con láser.
― Pero…
― Es una intervención de rutina.
― Pero… ¿saldré viendo bien?
― Por varias horas es posible que no puedas enfocar bien.
― Pero… ¿tengo que venir acompañada?
― No es necesario. Te queda el otro ojo.