Una amiga en común te lo describió como si fuera tu alma gemela. Pensaste que podría andar: músico, folklorista, del interior. Lo buscaste en Facebook y chusmeaste sus fotos. Ella insistía en que el pelo largo tan hippie no le quedaba bien, pero vos juzgaste que no era feo. Se encontraron tête à tête en el casamiento de tu amiga. No te sacó los ojos de encima en toda la noche. Resulta que ya se habían cruzado alguna vez y tenían temas en común. Te invitó a bailar. Sus dientes perfectos sonreían. Te abrazaba para las fotos. Te hacía dar vueltas en la pista. Bailaron vals, cumbia, rock, música de los Balcanes. Te agarraba cual novio de tu cintura. Tu amiga, feliz, propuso un brindis por la nueva pareja. Última sonrisa Colinos para la foto. Chau, mucha suerte, dijo al despedirse.
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