martes, 21 de diciembre de 2010

10. El galán remera celeste

Peña, domingo de diciembre y calor de 30°C. Tomás cerveza inevitablemente caliente con dos amigos, en una mesa compartida con un viejo que los mira de reojo. Lo distinguís a lo lejos, sentado cerca de la pista, cual presto bailarín. Sus miradas se cruzan. Empieza el baile. Con tus amigos arman tríos de chacareras simples, dobles y truncas. Cantás los pasos para los principiantes, como si bailaras desde la cuna. El trío se desarma cuando el galán remera celeste te saca a bailar. Aplaudís, zarandeás, girás, sonreís. Viene un bailecito y el galán remera celeste se excusa y vuelve a sentarse. Tus amigos lo escanean al instante. Lo miran mirarte y se entusiasman. Deciden elaborar un plan para establecer contacto. Vuelven los tres a la pista para que la escena se repita. Pero no funciona. Tu amigo te dice que es tímido. Se cambian de mesa y se sientan justo al lado del galán remera celeste. Pero no funciona. Tu amigo te obliga a cambiarte de silla para quedar de espaldas con él. Pero no funciona. Tus dos amigos te abandonan y se van a observar la escena de lejos. Girás el cuerpo y quedan codo a codo. Por fin inicia una conversación. Que el bailecito, que el tango, que la vida que los trajo hasta aquí. Arranca una banda de copleros. Silencio. Nueva cerveza caliente. Embole de coplas y calor agobiante. Insistencia de tus amigos porque es tan lindo. Sidra helada y chin chin, por el año, por ustedes, por el galán de remera celeste que se aleja entre perdido y tímido. No te gustan los tímidos pero tus amigos no paran de insistir. Fin de la peña. Bondi a casa con el galán remera celeste. Que vive por tu barrio, que toca tango, que frecuenta milongas, que sonríe lindo, que dice que necesita dos vinos para largarse a la pista. Ok, lo aceptás, es tímido. Dice que te ve en la próxima milonga. Decís que ojalá. No te gustan los tímidos.    

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una actitud de confiar demasiado en los designios del destino y no poner un mínimo de esfuerzo... Perdón por la insistencia. Qué sutil es decirle tímido; quizás algún día despierte del letargo.

M

Chamana dijo...

Quizás... igual, parece dificil, no? Loco eso de que todavía algunos quieren creer en el destino. Besote!